domingo, 1 de agosto de 2010

La felcidad en Aristóteles, Epicuro y Seneca

La felicidad en la filosofía aristotélica
Aristóteles se preguntaba acerca del significado de la felicidad y hacía referencia a que algunos la asociaban con el placer, la riqueza o el honor, y “ a menudo una misma persona la tiene por cosas diferentes la salud, cuando está enfermo , y la riqueza cuando es pobre” (Aristóteles;2001: 1095 a) .
La felicidad era para Aristóteles un bien supremo que era un fin en sí mismo; sin embargo surge la pregunta: ¿Consistirá la felicidad en el placer?. Aristóteles considera que el placer es deseable por sí mismo, sin embargo considera que no es suficiente para considerarlo como un bien supremo. Aristóteles plantea que muchos y los más groseros se contentan con una vida de goce. Lo que hace feliz a los hombres se relaciona con la clase de vida de un individuo, así la mayoría la felicidad la relacionan con una vida de goce, un segundo grupo de individuos se interesan por la política, y la felicidad la relacionan con los honores y un tercer grupo que se interesan por la vida contemplativa.
Aristóteles considera que la mayoría y los más groseros se refieren a la felicidad y al bien como equivalente al placer, y llevan una vida de goce, otros persiguen los honores y un gran número la riqueza.
Los seres humanos para Aristóteles serán felices si desarrollan las capacidades que le son propias y esa felicidad se vincularía con la vida contemplativa, reservada para algunos sabios; sin embargo, la felicidad de la vida contemplativa sería difícilmente alcanzable cuando las necesidades básicas no son satisfechas. El hombre sólo será feliz para Aristóteles, cuando fuese capaz de vivir de acuerdo con su razón, que supone la práctica de la virtud, que es la capacidad para escoger el justo medio entre dos extremos.
El concepto de felicidad constituye uno de los elementos fundamentales de la ética aristotélica para traducir la palabra griega “eudaimonía”, que también hace referencia a otras palabras como bienaventuranza o dicha. La palabra griega eudaimonía también tenía el significado de ser favorecido por un buen hado ( daimon) o tener un buen destino.
La felicidad se caracterizaría por ser autosuficiente, que no se puede hacer consistir en una cosa o un conjunto de cosas debido a que es autosuficiente: “aquellos que, por sí sólo, hace la vida preferible y sin que carezca de nada “(Aristóteles; 2001: I,7,1097b: 58) .
El placer no era considerado por Aristóteles como un bien supremo y equivalente a la felicidad, debido a que no existe un único placer sino una infinidad de placeres.
“ Y que unos dicen que el placer es el “Bien”, mientras que otros, por el contrario. lo tienen por malo sin más: los uno, quizá, persuadidos de que ello es así, y los otros pensando que es mejor para nuestra existencia el declarar al placer entre las cosas malas, aunque no lo sea.
Porque la Mayoría se inclina hacia él y es esclavo de su placeres por lo que es necesario conducirlos al extremo contrario (Aristóteles, 2001: 287).
La felicidad consistiría en desarrollar la función del hombre y Aristóteles se pregunta: ¿Cuál podría suponerse una función propia del hombre?.
La actividad y función del hombre es una cierta manera de vivir que consiste en una actividad y solicitud de alma apoyadas en la razón.
“El bien humano es una actividad del alma conforme a la virtud, y, si las virtudes son más de una, conforme a la mejor y la más completa” (Aristóteles; 2001: 59).
La actividad racional se entiende en Aristóteles como la actividad reflexiva y calculadora del espíritu humano con vista a orientar nuestra acción y desarrollar todas nuestras posibilidades y esta actividad calculadora de la razón constituye una sabiduría práctica (phronesis). La felicidad se relacionaría con actuar de acuerdo a las excelencias del carácter o (aretai) y es importante destacar que inicialmente la areté se relacionaba con el valor y el espíritu guerrero, y a medida que evoluciona la vida social y política de la ciudad, se comienza a vincular con : la habilidad política y la capacidad retórica; sin embargo con el transcurrir del tiempo y en particular en la época de Aristóteles se comenzó a enfatizar en otras cualidades que se consideraban como excelentes tales como: la justicia, la moderación y la prudencia como cualidades propias del hombre democrático.
Aristóteles se refiere a la “ areté” como cualidades internas inherente a la persona y no como cualidades exteriores como la belleza o la fuerza física. La excelencia para Aristóteles era una actitud firme; era decir, un hábito, una disposición adquirida aunque pueden existir actitudes temperamentales innatas que favorezcan la adquisición de excelencias.
Aristóteles enfatizará en la necesidad de adquirir las excelencias que requiere el mismo interés y determinación que el aprendizaje de cualquier disciplina: “ Por consiguiente, las virtudes no se originan ni por naturaleza ni contranaturaleza, sino que lo hacen en nosotros que de un lado, estamos capacitados naturalmente para recibirlas y de otro, las perfeccionamos a través de la costumbre” (Aristóteles; 2001: Libro II,I, 1103b)( Aristóteles; 2001: 75 – 76) .
Placer y felicidad
Los hedonistas , quienes eran los representantes de una postura filosófica que consideraba que la consecución del placer determinaba el valor moral de una acción, identificaban el placer, como el fin último de la acción humana.; sin embargo, la consideración del placer como uno de los fines últimos que persigue la acción humana fue discutido en otras de las corrientes filosóficas de la antigua Grecia , pero quienes específicamente defendieron estas postura fueron los cirenaicos, y específicamente su fundador Aristipo quien consideraba que la finalidad de la vida radica en el placer del presente, debido a que el pasado y el futuro son inexistentes y no merecen que nos ocupemos de ellos.
Arístipo era partidario de que todo lo que producía placer era bueno y lo que producía dolor era malo, y la conquista del placer sería concebido como un bien supremo, aunque el acto sea reprobable, debido a que el placer era considerado en sí mismo como un bien supremo y que produce felicidad .
La otra corriente hedonista importante de la antigüedad fue la que estuvo representada por Epicuro quien se refería al placer como el principio y el fin de la vida feliz; sin embargo el placer más importante para Epicuro era el que denominaba placer estático o catastemático que producía una especie de tranquilidad de ánimo.
Epicuro señalaba como causas de infelicidad el miedo al destino y el temor al futuro; sin embargo no hay que experimentar temor debido a que simplemente no existe.
“ Se ha de recordar que el futuro no es ni del todo nuestro ni del todo no nuestro, para no tener la absoluta esperanza de que lo sea, ni desesperar de que del todo no lo sea” (Men; 127) ( Epicuro, 1995: 25).
La segunda causa de infelicidad para Epicuro es el temor a los dioses. Epicuro considera que es necesario meditar y considera a la divinidad como “ un ser viviente incorruptible y feliz, según lo ha grabado en nosotros la común noción de lo divino y nada le atribuimos ajeno a la inmortalidad o impropio de la felicidad “ ( Men; 123)( Epicuro, 1995: 23).
Para Epicuro el daño ocasionado por los dioses era el resultado de una falsa opinión del vulgo, quienes le atribuyen falsa suposiciones. Era importante para Epicuro desterrar el temor y la angustia ante el más allá , porque viven en regiones lejanas y no se ocupan de la suerte de los humanos, porque no están sujeto a movimientos de indignación por nuestros actos ni de agradecimiento por nuestros sacrificios, y lo mejor es dejar de preocuparse por ellos, así como ellos no se ocupan de nosotros.
La tercera causa de infelicidad para Epicuro es la muerte, como parte inherente al destino del ser humano y que es responsable y origen de angustia.
Para Epicuro: “ La muerte nada es para nosotros, porque todo bien y todo mal residen en la sensación, y la muerte es privación de los sentidos” ( Men; 125)(Epicuro; 1995: 24).
Es importante para Epicuro desterrar el temor y la angustia ante el más allá, porque viven en regiones lejanas y no se ocupan de la suerte de los humanos, porque no están sujetos a movimientos de indignación por nuestros sacrificios y lo mejor es dejar de preocuparse por ellos, así como ellos no se ocupan de nosotros.
Con la muerte se destruye para Epicuro tanto el cuerpo como el alma que carece del soporte de la carne, y después de la muerte no existe ya cuerpo y alma. El pensar en la muerte es para Epicuro una necedad y la muerte no debería significar nada debido a: “cuando nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está presente, entonces ya no somos nosotros” (Men; 125)( Epicuro; 1995: 24).
La muerte aflige al corazón humano con su expectativa pero no directamente, el tiempo de la vida es para disfrutar, el cual no debe estar limitado por la edad : “ Quien recomienda al joven vivir bien y al viejo morir, bien es necio no sólo por lo agradable de la vida, sino también por ser el mismo el cuidado del bien vivir y del bien morir” (Men; 126)( Epicuro; 1995: 25).
Epicuro señala como un precepto para lograr alcanzar la felicidad, es necesario buscar el placer y evitar el dolor.
“Ciertamente todo placer es un bien en conformidad con la naturaleza” (Men; 129)( Epicuro; 1985: 26) .
Es importante que el placer para Epicuro no es el disfrute de los placeres de los disolutos debido a que su ausencia produciría dolor, y Epicuro enfatiza en que no se debe malinterpretar su doctrina:
“ Cuando, por tanto, decimos que el placer es fin, no nos referimos a los placeres de los disolutos o a los que se dan en el goce, como creen algunos que desconocen o no están de acuerdo o mal interpretan nuestra doctrina , sino al no sufrir dolor en el cuerpo ni turbación en el alma” ( Menú; 132)( Epicuro; 1985:27) .
Los placeres de los sentidos para Epicuro no proporcionan la felicidad y es imposible tener satisfecho todos los sentidos, debido a que una vez satisfecho uno, aparece el deseo en otro, lo que se traduce en un proceso que pareciese no tener fin; es necesario limitar su satisfacción al máximo, con la finalidad de buscar la ausencia del dolor o la aponía que es una especie de placer estable. La felicidad para Epicuro no estaría en satisfacer deseos, sino en no tener deseos que satisfacer (Salas Parrilla; 2003: 37).
Epicuro recomienda para ser feliz apartarse de la vida pública y pasar inadvertido, y para vivir feliz no hará política, ni ocupar cargos públicos o se dedicará a los negocios. Epicuro recomienda el cultivo de la amistad, debido a que sin ella no se puede vivir con seguridad alegremente.
Epicuro observa y analiza como los seres humanos, siempre están en la búsqueda de objetos de deseo: riquezas, lujos, amor, belleza; sin embargo esta angustia surge de una creencia o concepción errónea, y sí existe la posibilidad de cambiar esa creencia, la turbación del alma desaparecería.
Para Epicuro era necesario y fundamental, separar los buenos deseos de los malos, los sanos de los enfermizos.
“Y hay que considerar que de los deseos unos son naturaleza; y de los naturales, unos son necesarios, otros son naturales, y de los necesarios unos lo son para la felicidad, otros para el bienestar del cuerpo, otros para la vida misma” (Epicuro; 1995: 25) .
Martha Nussbaum profesora de derecho y Ética de la universidad de Chicago señala que la idea central de “ Epicuro” es que la felicidad aparece cuando el individuo ha eliminado el dolor y las diversas trabas presentes en la vida (Nussbaum, 2003: 146) .
Cuando los seres humanos logran eliminar el dolor innecesario y comiencen a ignorar el supuesto valor del poder o la riqueza, comenzarán a disfrutar de la felicidad.
“La felicidad y la dicha no la proporcionaría ni la cantidad de riqueza, ni ciertos cargos y poderes, sino la ausencia de sufrimiento, la mansedumbre de nuestras pasiones y la disposición del alma al delimitar lo que es por naturaleza " (Nussbaum; 2003: 31).
Epicuro distingue dos variedades de deseos: los naturales y los vanos. Los naturales son aquellos inherentes a la especie humana y los vanos, que son producto de la enseñanza y la cultura; y son considerados vanos porque están contaminados de falsas creencia valorativas, y que se suelen proyectar hacia un objeto que no proporciona una satisfacción estable ( Nussbaum; 2003: 150) .
Es necesario para Epicuro: “ Un recto conocimiento de estos deseos sabe en efecto, supeditar toda elección o rechazo a la salud del cuerpo y a la serenidad del alma, porque esto es la culminación de la vida feliz “ ( Epicuro; 1995. 26) .
Uno de los deseos naturales es el relativo a la alimentación y para Epicuro los alimentos sencillos proporcionan igual placer que una comida excelente, una vez que una elimina del todo el dolor de la necesidad, y pan y agua procuran el máximo placer cuando los consume alguien que los necesita “ ( Men; 130 – 131)( Epicuro; 1995: 27) .
Muchos deseos y apetitos que el hombre cree que lo hará feliz tienen un componente mental, y muchos apetitos reposan sobre una falsa creencia acerca de los objetos o circunstancias necesarias para alcanzar la felicidad.
Epicuro considera que : “ Las libaciones o festines, mujeres o una vida refinada son causa u origen de la felicidad, sino que es necesario la prudencia, debido a que es necesario la prudencia, debido a que de ella nacen todas las demás virtudes “ ( Men; 132)( Epicuro; 1995:26).
Para Epicuro no es posible vivir feliz, sin vivir sensata, honesta y justamente ( Men; 132)(Epicuro; 1995: 27 –28).
La filosofía para Epicuro tiene como misión la curación de las almas y una de las características que Epicuro le otorga es que es adecuada para todas las edades.
“ Nadie por ser joven dude en filosofar ni por ser viejo de filosofar se hastíe. Pues nadie es joven o viejo para la salud de su alma” ( Men; 122) ( Epicuro; 1975: 23).
Para Epicuro, es necesario no preocuparse por la muerte , porque es causa de una angustia y un temor innecesario.
“ Nada terrible hay en efecto, en el vivir para quien ha comprendido realmente que nada temible hay en el no vivir. De suerte que es necio quien dice tener la muerte, no porque cuando se presente haga sufrir, sino porque hace sufrir en su demora” ( Men; 125)( Epicuro; 1975: 24).
Para lograr alcanzar la felicidad es necesario superar el exagerado deseo por los bienes materiales, debido a que para Epicuro la felicidad y la dicha no la proporcionan: “ Ni la cantidad de riquezas ni la dignidad de nuestras ocupaciones ni ciertos cargos y poderes” (Epicuro; 1975: 31) .
El hedonismo desde esta perspectiva no induciría al libertinaje o a excesos , sino por el contrario a llevar una vida tranquila y sosegada.. El hombre y en particular el sabio debe tratar de no multiplicar sus necesidades, porque implicaría un incremento y una multiplicación de las posibles fuentes de dolor . Es fundamental para los hedonistas, conseguir el placer a través de la práctica de virtudes tales como: sencillez, moderación, templanza y alegría, que suelen ser conducentes al placer contemplativo más que a la lujuria desenfrenada.
Esperanza Guisán (1992), profesora de ética de la Universidad de Santiago de Compostela en su libro: “ Manifiesto Hedonista”, considera que el hedonista es el más y el menos egoísta de todos los hombre. El más egoísta en sentido equívoco del término porque se ocupa de su propio “yo” y el menos egoísta porque su yo “ no” es un impedimento para aproximarse a otros “ yoes”, lo que determina que el hedonista no cultiva su placer a expensas del dolor ajeno
El gran pecado según Guisán de los hedonistas es su singularidad y esta circunstancia determina que se le atribuya epítetos tales como: locos, chiflados o extravagantes; sin embargo lo que sucede es que los hedonistas consideran a la felicidad como un imperativo , motivo por el cual son estigmatizados.
Para los hedonistas según Guisán, se requiere en la búsqueda de la felicidad la posibilidad de experimentarla a pequeña escala, que implica una actitud contemplativa y de permanente asombro. Guisán enfatiza que no se debe confundir al hedonismo filosófico con el hedonismo vulgar, debido a que origina una imagen distorsionada de la filosofía hedonista como una doctrina poco digna y cuestionable.
El estoicismo y la felicidad.
Otras de las corrientes filosóficas de la antigüedad de importancia fue el estoicismo y uno de los principales representantes de esta corriente fue Séneca (65 d.C.) , uno de los más importantes filósofos estoicos nacido en Córdoba y quien vivió en Roma durante las cortes imperiales de Calígula y Claudio. Séneca fue consejero de Nerón , quién lo obligó a suicidarse al acusarlo de haber conspirado en su contra. Séneca fue representante de lo que se llamó el estoicismo tardío, corriente caracterizada porque consideraba que el universo estaba regido por un fuego inteligente o logos divino, que conformaba una especie de determinismo cósmico , donde la actitud del sabio sería la de aceptar el destino debido a que todo está regido por la providencia del logos.
Séneca en su obra “ Sobre la brevedad de la vida” considera que ésta, es bastante larga; sin embargo los seres humanos suelen desperdiciar su tiempo, menos en el bien ( Séneca, 1975: 12) .
La vida para Séneca, es bastante larga para quién sabe usarla; sin embargo, muchas veces sucede que los seres humanos , invierten su tiempo en trabajos inútiles, en el vicio, en cuestionar a las demás personas o por el interés de lucro .
" Cuéntanos cuanto, de ese tiempo, te ha arrebatado un acreedor, cuanto una amante, cuanto un acusado, un cliente, cuanto tus querellas matrimoniales" (Séneca; 1975: 15) .
" Cuantas gentes han saqueado tu vida, sin que tú comprendieses lo que perdías" ( Séneca, 1975: 15) .
Séneca plantea que en la vida es necesario erradicar el dolor y soportar con fortaleza los golpes de la fortuna. " Los grandes capitanes, tras un fracaso, muestran un rostro alegre y ocultan los reveses bajo un aspecto tranquilo" (Séneca; 1975: 75) .
Séneca considera que en la vida para ser feliz, se debe ser indiferente a la opinión pública, debido a que nada acarrea mayores males como someterse a la opinión pública.
Para ser feliz, no es necesario hacer lo que el vulgo hace o desea. La vida feliz para Séneca, es la que está de acuerdo con su naturaleza; es decir aquella que tiene como características: un buen estado de salud, sin inquietudes o angustias, ocupado y oficioso, pero sin estar esclavizado a alguna actividad y dispuesto a usar los bienes de fortuna, sin estar sometidos a ellos con la necesidad de : "respetar con sumo cuidado y sin miedo a las condiciones del cuerpo y las cosas que convienen a la naturaleza, como si no las hubieran prestado para devolverlas en un mismo día" (Séneca; 2007: 80).
Séneca señala que el hombre feliz, es aquel que no establece juicios, acerca de lo bueno o lo malo, sino que simplemente practica el bien. El hombre para ser feliz, no puede convertirse en esclavo de los placeres y de la voluptuosidad , que produce dolor y la pérdida de su libertad, y sólo puede llamarse feliz a aquella persona que no desea ni teme a nada, beneficiándose además del curso de la razón (Séneca ,2007: 74)
" Entonces, pues , resulta puro el espíritu y libre de todo mal, cuando haya conseguido huir, no solamente de las heridas , sino también de los pinchazos" (Séneca; 2007: 75) .
" Por tanto ser feliz, es tener recto juicio; ser feliz es contentarse con lo que se tiene, fuere lo que fuere y amarlo; ser feliz en dejar que nuestra razón valora aquello que constituye nuestra existencia" (Séneca; 1975: 100) .
La vida de los seres humanos oscila según Séneca, entre la virtud y la voluptuosidad.
" La virtud es una cosa elevada, noble, majestuosa , inasible; la voluptuosidad es baja , servil , mezquina" ( Séneca; 1975 : 100) .
El hombre jamás debe corromperse por vanidades y menos dejarse corromper por ellas. El verdadero sabio es el que vive alegre en el presente, y se despreocupa por el porvenir; sin embargo para Séneca no debe desperdiciarse ningún día, debido a que nada podría indemnizar ese despilfarro .
Es necesario también, alcanzar la tranquilidad del alma y para lograrlo, es necesario superar el hastío de la vida, que es consecuencia de una indisposición del ser humano en el tiempo y una de las maneras para superar el hastío según Séneca, es el estudio, debido a que el se humano no se convierte en una carga para sí mismo y tampoco para las demás personas.
Séneca considera que la causa de que los hombres experimentan ese hastío de vida, es que piensan que vivirán eternamente y en la vida según Séneca, no sólo es necesario aprender a vivir; sin embargo también es necesario aprender a morir.
Uno de los grandes males de la humanidad, es que los seres humanos se atormentan e impacientan por el futuro . El tiempo es huidizo, y es necesario evitar que se escape y una de las maneras o formas, es tratar de aprovechar el presente.
Séneca divide la vida en tres épocas: la que poseemos que es corta y debe ser disfrutada, la que se poseyó, donde se ha perdido toda posibilidad de acción y no se puede rehacer, y la que poseeremos que es incierta.
En “Consolación a Polibio”, Séneca al referirse al destino, considera que nada es eterno y pocas cosas duraderas; sin embargo el hombre pareciese vivir en una constante aflicción.
" Podemos seguir acusando al destino; pero no podemos cambiarle. permanece insensible e inexorable. Imposible conmoverle con reproches , lágrimas ni razones" (Séneca; 1975: 73) .
Los seres humanos, viven en una permanente pesadumbre y conflictividad; más se lamentan por lo que tienen y otros por lo que carecen y Séneca hace la siguiente reflexión.
¿No vez como la naturaleza ha presagiado nuestra existencia haciendo que el llanto fuese en nuestro nacimiento el primer augurio?
Bibliografía.
Aristóteles.(2001). Ética a Nicómaco. Madrid: Alianza
Epicuro.(1995). Sobre la felicidad. Bogotá: editorial Norma.
Guisán, Esperanza.(1992). Manifiesto hedonista. Barcelona: Editorial Anthropos.
Nussbaum, Martha. (2003). La terapia del deseo. Barcelona: editorial Paidos.
Séneca.(2007). Sobre la felicidad. Sobre la brevedad de la vida. Madrid: Editorial Edaf.
Salas Parrilla, Miguel. (2003). El sentido de la vida humana. Madrid: Editorial Alianza.

La controversial definición de persona en la ética de Peter Singer.

Locke (1632 -1704), uno de los filósofos británicos más importantes e iniciador del empirismo, doctrina que considera que todo conocimiento se fundamenta en la experiencia, definía a la persona como un ser dotado de razón, conciencia y recuerdos, y desde esta perspectiva la consideración de un individuo como persona, se relacionaría con la capacidad del ser humano de ser poseedor de razón y de conciencia, debido a que para el filósofo inglés, era necesario una continuidad temporal de la conciencia, posibilidad de almacenar recuerdos y capacidad para el raciocinio; sin embargo, surge la pregunta acerca de aquellas circunstancias cuando se pierdan estas capacidades como sucede durante la senectud, la demencia senil u otras enfermedades degenerativas. Surge la pregunta: ¿En estas circunstancias dejarían de ser considerados como personas?
Relacionado con la definición de persona es importante hacer referencia a la dignidad, que se define como todo lo que un individuo se merece como ser humano e incluye: el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la educación y vinculada con la definición de dignidad, se encuentran algunos principios fundamentales, que implicaría una orientación o pauta fundamental, principal e indispensable para salvaguardar y resguardar la integridad de los seres humanos, tales como: el respeto a la vida que considera a la vida como el valor más importante .
El filósofo Peter Singer no considera que ser humano sea equivalente a persona, y considera que la vida empieza en un sentido moralmente significativo cuando existe conciencia de la propia existencia; es decir, que es persona todo ser humano racional y poseedor de conciencia, y quien no posea estas características no poseería el estatus de persona.
“Pero no son equivalentes: podría haber una persona quien no es miembro de nuestra especie. Podría haber también haber miembros de nuestra especie que no son personas " (Singer; 2000: 160)
Singer retoma la definición de persona de Locke, y propone utilizar la definición de persona, en el sentido de un ser racional y autoconsciente.
“En todo caso, propongo utilizar "persona", en el sentido de un ser racional y auto - consciente para englobar aquellos elementos del sentido popular de "ser humano" que no quedan cubiertos por miembros de la especie "Homo Sapiens" (Singer; 2000: 160).
Al referirse Singer a la concepción de un feto o un recién nacido como persona, Singer asevera lo siguiente:
“Yo he argüido que la vida de un feto (e incluso más claramente de un embrión), no cuenta mayor valor que la vida de un animal no humano con un nivel similar de racionalidad, autoconciencia, capacidad de percepción, de sentir, y que puesto que ningún feto es una persona, ninguno tiene el mismo derecho a la vida que una persona" (Singer; 2000: 194).
Los individuos de la especie humana que no posean las características de la racionalidad y la autoconciencia, no se pueden considerar según Peter Singer como personas, y se incluirían en estas categorías: a los niños pequeños, los niños discapacitados o con malformaciones, los adultos con demencia senil.
Peter Singer según los planteamientos anteriormente señalados sería partidario de la eliminación de recién nacidos con malformaciones o con discapacidades, y de adultos que no pueden ser considerados como personas según su visión, porque no poseen racionalidad y autoconciencia; y esta eliminación de personas pudiese ser voluntaria por decisión del individuo, no voluntaria cuando el individuo no puede manifestar su deseo o involuntaria cuando el individuo no desea morir (Ortiz; 2008:454).
Singer utiliza una analogía simplista al comparar a un caracol con un bebé de un año, y que en ambos no estarían presentes deseos a futuro, debido a que ambos son incapaces de albergarlos.
Es importante señalar que desde esta perspectiva de Singer, el caracol siempre sería un caracol, sin embargo es importante enfatizar que el niño en el transcurrir del tiempo adquirirá nuevas capacidades y aptitudes; es decir, pareciese que el filósofo australiano ignorase los cambios y las fases que experimenta el desarrollo del cerebro en los seres humanos en el transcurrir del tiempo, a diferencia de lo que sucede en los animales, y que tienen incluso implicaciones jurídicas al incorporarse en diferentes legislaciones como capacidad progresiva, que considera que el niño es capaz de asumir responsabilidades y tomar decisiones acorde a su edad.
Es importante señalar que una definición de persona que enfatice en la racionalidad, es excluyente debido a que desconocería los derechos mínimos inherentes al feto, los niños y a las personas que por diferentes causas o enfermedades pueden afectar a su racionalidad tales como: traumatismos craneoencefálicos, demencia senil, enfermedad de Alhzeimer.
" Pensar que el valor de sus vidas es especial porque son pequeños y monos, no difiere de la creencia en que un bebé foca, con su suave pelo blanco, merece mayor protección que un gorila que carece de esos atributos " (Singer; 2000: 195) .
Singer plantea que nuestra actual protección absoluta de la vida de los menores es una actitud típicamente cristiana, más que un valor ético universal, sin embargo, Singer pareciese omitir voluntaria o involuntariamente las: declaraciones, convenciones y pactos de orientación laica, que enfatizan en el derecho a la vida humana, sin ningún tipo de exclusión, y aunque no aparece de manera expresa, se sobreentiende que categorizar a la persona como todo ser racional, también es excluyente.
Singer plantea que pertenecer a la especie humano no es suficiente justificación para el derecho a la vida, sino por el contrario poseer: racionalidad, autonomía y autoconciencia.
Al respecto Singer plantea lo siguiente.
“La diferencia entre asesinar niños discapacitados y no discapacitados no descansa en ningún presunto derecho a la vida que los últimos tienen y la primera no, sino en otras consideraciones sobre el asesinato. De manera más obvia, está la diferencia que frecuentemente se da en las actitudes de los padres" (Singer, 2000: 222).
“Es distinto cuando el menor nace con una discapacidad grave. Por supuesto que las anormalidades al nacer varían; algunas son triviales y tienen escaso efecto en el niño o sus padres, pero otras convierten el acontecimiento, normalmente dichoso, en una amenaza a la felicidad de los padres y de los otros niños que puedan tener” (Singer; 2000: 222).
Es decir, desde la perspectiva de Peter Singer, el derecho a la vida del niño, estaría restringido por la mayor o menor felicidad que pudiese suministrar a sus padres, cuando una de las maneras de poder expresarse esa racionalidad que caracteriza a los seres humanos y a la que se refiere Singer, es el interés por el cuidado del prójimo, aún sin la existencia de ningún vínculo familiar.
Estos planteamientos, nos acercan a posturas aparentemente superadas durante el siglo XX, y se traducen en un neo -darwinismo que tiene como premisa fundamental la supervivencia del más apto.
Singer plantea que cuando la vida de un niño sea tan miserable como para no merecer la pena ser vivida, desde la perspectiva interna del ser que la vivirá y si no hay razones "extrínsecas" para mantener vivo al niño como sería los sentimientos de los padres, es mejor que el menor sea ayudado a morir sin mayor sufrimiento (Singer; 2000: 223).
Estos planteamientos de Singer acerca de la persona humana, son una extraña combinación de hedonismo y utilitarismo, que implica el desconocimiento de derechos fundamentales como el derecho a la vida, que estaría restringidos a un simple análisis de costos no solo económicos, sino también afectivos como sucedería en un niño con malformaciones o con alguna enfermedad congénita, y el costo afectivo estaría representado por los cuidados especiales del niño en detrimento de los demás miembros del grupo familiar .

Bibliografía.
Ortiz Llueca, Eduardo. (2008). “Los límites de la bioética consecuencialista. un análisis de la propuesta de Peter Singer”. Cuadernos de Bioética; 19(67): 449 – 458.
Singer, Peter. (2000). "¿Qué hay de malo en matar?". En: Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus; pp. 157 - 178.
Singer, Peter. (2000). “Quitar la vida: el embrión y el feto”. En: Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus; pp. 179 – 197.
Singer, Peter. (2000). “La justificación del infanticidio”. En: Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus; pp. 221 - 228.
Singer, Peter. (2000). “La justificación de la eutanasia voluntaria”. En: Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus; pp. 221 - 228.
Singer, Peter (2000). “El lugar de la vieja ética”: En: Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus; pp. 247 - 274.
Singer, Peter. (2000). Una vida ética. Madrid: Editorial Taurus.