miércoles, 4 de agosto de 2010

CONOCIMIENTO Y FELICIDAD EN BARUCH SPINOZA.

Baruch Spinoza nació en el año de 1632 en el barrio judío de Ámsterdam, en el seno de una familia hebrea de origen portugués; fue excomulgado y expulsado de la sinagoga en el año de 1656, y gran parte de su obra apareció póstumamente y entre las más importantes destacan: Primera y Segunda Parte de los Principios de la Filosofía de René Descartes (1663), Tratado de la Reforma del Entendimiento; la Ética que es una obra compleja que comprende : metafísica, antropología y teoría del conocimiento ( 1661 – 1675); y el Tratado Político ( 1675 – 1677).


Spinoza considerará la existencia de diferentes grados o géneros de conocimiento:

“Llamaré por consecuencia ambos modos de considerar conocimiento del primer género, opinión o imaginación”. En fin, de que tenemos nociones comunes o ideas adecuadas de las propiedades de las cosas. Llamaré a este modo razón y conocimiento del segundo género. Además de estos dos géneros de conocimiento, hay aún un tercero, como demostraré más adelante, que llamaré ciencia intuitiva”. (E, II, XL, Esc).

En el conocimiento del primer género, incluirá Spinoza a todas las ideas consideradas como confusas e inadecuadas, y una de las características de este conocimiento es que será origen y causa de la falsedad.

“El conocimiento dicho en el escolio anterior que pertenecen al conocimiento del primer género todas las ideas que son inadecuadas y confusas y por consecuencia, este conocimiento, es la única causa de la falsedad” (E, II, XLI, Dem).

El conocimiento del primer género, a pesar de ser considerado por Spinoza como causa de falsedad no necesariamente es inútil, debido a que pertenece casi toda la información relativa a la vida cotidiana; sin embargo, también se considera como fundamental para los siguientes niveles de conocimiento.

El segundo nivel de conocimiento es el que corresponde al esfuerzo que surge de la razón por organizar el conocimiento; sin embargo, a pesar que es un conocimiento jerárquicamente superior con relación al primero, no permitirá conocer la esencia de las cosas. A pesar que no se aproxima a la perfección del tercer grado de conocimiento, tiene carácter de verdad, y hace referencia a un método que permitirá alcanzar al ser humano el tercer nivel del conocimiento.

En el segundo nivel o grado de conocimiento se aplicaran reglas universales a un caso o situación particular, y que podrían surgir de alguna forma de innatismo o bien en una intuición previa.

“Pertenece a la naturaleza de la razón considerar las cosas, no como contingentes, sino como necesarias” (E, II, XLIV, pr).

Es un conocimiento esencialmente demostrativo que implica la aplicación de una noción o regla a la cosa singular.

El tercer grado de conocimiento será denominado por Spinoza como ciencia intuitiva, y del cual procederá la idea adecuada de la esencia formal de ciertos atributos de dios (E, II, XL, Esc).

Este tercer grado de conocimiento tendrá su fundamento en el conocimiento de Dios, y cuanto más se entiende y conoce a Dios, mejor se conocen las cosas singulares, pero también a la inversa,

“Cuanto más conocemos las cosas singulares, más conocemos a Dios”• (E, 5, XXIV, Pr).

Este tercer grado de conocimiento como lo señala Spinoza en la proposición XXVII permitirá la más alta perfección humana y el gozo más elevado.

“Del tercer género de conocimiento nace el contento más elevado que el alma pueda tener” (E, V, XVII, Dem).

La conducta de los seres humanos según Spinoza, debería guiarse por los grados superiores del conocer, y especialmente por el tercer grado de conocimiento o intuitivo, que le permitirá dominar a las pasiones y alcanzar la armonía y la tranquilidad; es necesario para Spinoza obrar según la virtud que es obrar de acuerdo a la razón. Una de las características de la filosofía de Espinosa a diferencia de muchas otras corrientes filosóficas es que una reflexión acera de la vida y no una meditación acerca de la muerte.

Obrar según la razón para Spinoza implicaría obrar, vivir y conservar nuestro ser bajo el gobierno de la razón, que no se origina en el primer grado de conocimiento, sino en el segundo y tercer grado de conocimiento.

“Obrar absolutamente por virtud no es otra cosa que obrar por las leyes de la propia naturaleza. Pero somos activos en tanto solamente que conocemos; por consiguiente, obrar por virtud no es otra cosa en nosotros más que obrar, vivir y conservar nuestro ser bajo el gobierno de la razón” ( E; IV, XXIV, Dem) .

Unas de las características de la filosofía de Spinoza en su interés por dirigir al hombre en el camino de la felicidad, y es una meta que puede ser alcanzada a pesar de los tropiezos que pudiesen surgir en ese camino para alcanzarla, y que vinculará en ese trayecto a la metafísica, la epistemología y la antropología, debido a que la metafísica permitirá aproximar al hombre al significado ontológico de la felicidad, la epistemología, permitirá comprender el proceso necesario para alcanzar la felicidad y por último la antropología comprender al felicidad como una vivencia humana.

En la proposición XLII Spinoza señalará lo siguiente:

“la beatitud no es el premio de la virtud, sino la virtud misma, y esa satisfacción no se obtiene por la reducción de los apetitos sensuales, sino que, por el contrario, ella es la que hace posible la reducción de los apetitos sensuales” (Ética, V. XLII, Pr).

La felicidad surgiría cuando el hombre adquiere el tercer grado de conocimiento, y se aproxima al amor divino, que le permitiría adquirir un mayor poder sobre las otras afecciones, que son causa de sufrimiento.

“Del tercer género de conocimiento nace el contento más elevado que el alma puede tener” (Ética, V, XXVII, Pr).

La suprema virtud es para Spinoza el conocimiento con el tercer grado de conocimiento, y esta virtud será mayor cuanto más se conoce con el tercer género de conocimiento, y cuanto más se enfatice en el tercer género de conocimiento, el ser humano será más consciente de sí mismo y de Dios; es decir se aproximará más a la perfección y a la felicidad.

“Cuanto más alto se eleva uno en ese género de conocimiento más conciencia tiene de sí mismo y de Dios, es decir, es más perfecto y posee la beatitud” (Ética, V, XXXI, sch).

La felicidad se alcanza cuando el hombre adquiere la intuición intelectual y amorosa de lo divino, y adquiere la tranquilidad del espíritu y comienza a experimentar la vivencia de la felicidad, debido a que en este estado es cuando menos se padece como consecuencia de las pasiones y se pierde el temor a la muerte.

“Cuando más cosas conoce el alma con el segundo y tercer género de conocimientos menos padece a causa de las afecciones que son malas y menos le teme la muerte” (Ética, V, XXXVII).

La felicidad es entendida por Spinoza como una pasión caracterizada por el paso a una perfección más grande, y la tristeza a una perfección menor. Spinoza se refiere a las pasiones como afecciones que conforman un estado determinado que implica un estado del cuerpo y espíritu, que implica una mayor o menor perfección, y de un estado a otro se producen cambios, y a estas variaciones continuas de perfección se le llama afectos o sentimientos ( Deleuze; 2001: 62).

“ Entiendo por afecciones, las afecciones del cuerpo por medio de las cuales se acrecienta o disminuye, es secundada o reducida, la potencia de obrar de dicho cuerpo, y a la vez las ideas de esas afecciones ” ( Ética, III, def. 3).

El cuerpo humano según Spinoza podría ser afectado de diferentes maneras que acrecienten o disminuyan su potencia de obrar; es decir las afecciones implicarían un proceso de cambio de un estado a otro, de menor a mayor perfección o viceversa. Spinoza sólo reconocería tres afecciones primarías que incluirían: deseo, alegría y tristeza.

“No reconozco afección alguna primitiva fuera de estas tres (deseo, alegría y tristeza) “(Ética; III, XI, Esc).

La alegría sería un estado caracterizado por un estado cuya potencia de vida se incrementa y la tristeza cuando esa potencia de vida se encuentra disminuida, y ambas pueden ser condicionadas por las influencia de otros seres o causas exteriores.

Es importante señalar que las afecciones pueden tener una causa exterior, y cuando está presente la alegría se transforma en amor, y en el caso de la tristeza o afección relacionada con una menor perfección se transformaría en odio.

El amor sería para Spinoza: “un gozo que acompaña la idea de una causa exterior, el odio es sólo una tristeza que acompaña la idea de una causa exterior” (Ética; III, XIII, Esc).

Existiría una tendencia en esforzarse a conservar el objeto del amor y en el que odia por alejar a la cosa odiada, y entre ambos extremos amor y odio, pueden existir estados que son expresión de incertidumbre o de dudas afectivas.

Spinoza plantearían con muchos años de anticipación lo señalado posteriormente por Freud, acerca de la relación entre Eros y Tánatos, y como los afectos se pueden desplazar entre los extremos; es decir entre el amor y odio; además de la aparición de un tercero como la envidia, que vinculada con el amor producen los celos.

“ Si alguno imagina que otro se une a la cosa amada por medio del mismo lazo de amistad , o de otro más estrecho que el lazo por el cual la poseía él solo, será afectado de odio hacia la cosa amada y sentirá envidia del otro” ( Ética; III, XXXV, Pr) .



Bibliografía.

Deleuze, Gilles. (2001). Spinoza: Filosofía práctica. Barcelona: ediciones Fábula

Spinoza. (1998). Ética. Tratado teológico político. México: Editorial Porrúa.

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